domingo, 24 de junio de 2012

El Codigo Jamonesky 3

1


Los ronquidos de Robert Goats eran tan fuertes que los demas huespedes habian llamado a la recepcion del hotel, quejandose de que por la noche, alguien se habia dejado algun motor en marcha. 
Robert Goats estaba dormido en la oscuridad de su habitacion como un ceporro. Sin embargo, una insistenta llamada a la puerta de su habitacion termino por despertarle. Con varios torpes intentos, logro dar al interruptor de la lámpara de la mesilla de noche y la encendió. Con los ojos aun algo pegados, miró el reloj de la mesilla. Eran las 09:00, llevaba en la cama desde la una de la madrugada, y había dormido profundamente mas de ocho horas, lo cual no estaba mal. Pero eso no impido maldecir que le despertaran.
«Pero ¿quíen coño me estara tocando los huevos ahora?», se dijo a si mismo.
Lentamente, empezó a despejarse un poco, y Goats respondio.
—¿Quien és?
—¿El Señor Goats, Robert Goats? —dijo la voz de un hombre—. Espero no haberle despertado.
—Espero qué sea algo muy importante; porque lo has hecho —respondio indignado.
—Soy el recepcionista. Lamento molestarle, pero la policia esta abajo esperandole y han preguntado por usted, desean verle. Insisten en que es algo urgente.
Goats que aun estaba algo adormilado, se despejo de golpe. «¿La Policia? ¿Qué coño querra de mi la Policia? se pregunto otra vez» Lo unico que se me ocurre pensar es que haya surgido algun problema relacionado con mis dos ultimas conferencias en la Universidad de Sevilla por las noches.
Goats se sintio molesto. Habia viajado desde California, estados Unidos, hasta Sevilla para dar unas conferencias por las noches en la Universidad en un perfecto Español —una charla con presentación de diapositivas sobre la cocina con fiambres— seguramente, algun energumeno, habria robado material de cocina, o quiza material informatico, o pensando un poco mas; algun cocinero rabioso entre el público más conservador, que seguramente le habria amenazado con colocarle una bomba. Y era muy probable que algún asistente a la confereencia lo hiciera, porque Robert Goats estaba considerado como el cocinero del infierno, un toca cojones de la estetica culinaria, un tio irritante y rebuscado con la disciplina, y ademas; con muy mala leche. Pero encima, por si fuera poco, tenia la boca muy grande, y solia decir lo que pensaba de otros sin pensar en las consecuencias.
Esto le habia hecho ganarase muchas criticas. Habia recibido multiples anonimos y amenzas, una vez en malasia, otra en Japon, y antes de venir a España, en Francia.
—Espere —dijo Goats—, tengo que vestirme.
—Dese prisa Señor Goats —insistió el recepcionista en tono  increpante—. La Policia le esta esperando y estan muy nerviosos, es muy importante que baje deprisa.
—¡Digales que esperen, que bajo en unos minutos joder!
Pero el recepcionista seguia acosandolo. A Goats le tocaba los cojones que le despertaran, y no le cabía la menor duda, que el asunto debia ser grave, aun cuando todavia no supiera de que se trataba. Penso que quiza alguno de sus seguidores se suicido con uno de sus libros sobre cocina con fiambres. Los libros sobre cocina lo habían convertido, a su pesar, en un personaje famoso en el mundo de la gastronomia de los embutidos, y durante el año anterior, habia dado una conferencia donde ocurrio un incidente muy divulgado en la prensa cuando un seguidor intento quitarle el gorro de cocina y acabo rompiendole la nariz de una hostia. Desde entonces, las noticias en los periodicos se habian multiplicado, y tambien sus seguidores mas apasionados del arte de la cocina con embutidos, que llamaban a su puerta y aquello no parecía tener fin.
—¡Digales que se esperen, joder! —dijo Goats, haciendo todo lo posible por no perder los estribos.
Sentado en la cama, mientras se colocaba los pantalones y una camisa, Goats miró el ultimo libro que habia publicado, que estaba en la mesilla, junto a una tarjeta para colocarla en el pomo de la puerta que decia: NO MOLESTEN, O TE PARTO LA CARA. Se miró en el espejo que tenía delante. Goats estaba, soñoliento, despeinado, y agotado, parecia un borracho recien salido de una visita de las Bodegas de Osborne.
«Necesito descansar de todos estos pesados, solo saben tocarme los huevos.»
Lo cierto es que Goats era un cocinero con muy mala leche y ademas muy odiado, pero no en España, donde era muy valorado ya que habia escrito varios articulos sobre el Jamon Serrano Español, elogiando el pata negra y sus propiedades para la salud junto con la dieta Mediterranea. Pero sin duda eso habia desatado fuertes controversias con otros fabricantes de embutidos, especialmente de los americanos, que pretendian que Goats hablara bien de ellos para incrementar sus ventas. La cuestion era que el se habia negado ha acceder a semejante pretension y desde ciertos sectores de la prensa Estado Unidense eso le estaba pasando factura; no le gustaba leer lo que se decia de él En el New York Times de manera tan obvia reflejado en las criticas. Goats era un tipo normal, con ojos marrones, de mirada adorminala a lo Rambo, normalmente no sonreia, le parecía una tonteria,  y ademas tenia mucha mala leche.
En cuanto a su aspecto, llevaba bigote y perilla incipiente que le daba el aspecto de un medico mas que de un cocinero. En su rostro de recia mandíbula y barbilla, se podia ver una cicatriz de una antigua trifulca de cocina que le costo doce puntos. Ademas, era calvo, y decia que odiaba peinarse. Aunque sus colegas cocineros insistían en que él era un maestro del arte culinario del embutido, él no estaba de acuerdo.
«Si supieran que mis pajaritos de chorizo, y aceituna con Bacon, son una idea que le copie a un camarero de Huelva, los del National Gastronomic Magazine me darian una patada en el culo.»
El mes anterior, para su bochorno, la revista lo había incluido en la lista de los diez cocineros con más mal caracter del mundo, cosa que todavia le hizo ganarse aun mas el dudoso honor que le había convertido en el blanco de infinidad de burlas de sus otros colegas cocineros. Le hacian chistes, se cachondeaban de él, de sus manias, de sus rabietas, y de todas sus excentricidades. Recientemente eso pudo comprobarlo cuando asistio a la conferencia que había pronunciado por la noche en la Universidad de Sevilla.
El acto comenzo como de costumbre.
—Señoras y señores —dijo un presentador gay y amanerado, con voz aflautada,  ante un público que abarrotaba la sala de conferencias de la Universidad de sevilla—, nuestro invitado de hoy, es alguien que te puede quitar el hambre.  No necesita presentación. Es autor de numerosos libros de cocina: La cocina con salami, los canapes de jamon pata Negra, la deliciosa espuma con sobrasada de Mallorca, el irresistible chorizo de cantimpalo, el Espetec de Casa Tarradellas, y si les digo que es un hombre que puede quitarte el hambre, no lo digo porque sí. Muchos de ustedes conocen sus recetas, leen sus libros sobre la cocina con los embutidos y utilizan sus obras como manuales para componer recetas en sus restaurantes. ¡¡¡Demos un caluroso aplauso a... Robert Goats!!!
Todos se pusieron en pie, una ovacion y oleadas de silvidos no dejaban oir nada cuando entro Robert Goats, levantando un brazo y saludando al publico, con su chaquetin y su gorro de cocinero, evocando un poco la imagen de Carlos Arguiñano.
El presentador tuvo que aguantar unos minutos de jaleo por parte del publico, hasta que finalmente, todos se calmaron.
—Gracias, gracias a todos. Le quereis... lo se. Es un tipo genial. Había pensado en comenzar por explicar un poco quien es nuestro invitado, pero sin duda —añadió dirigiendo un lascivo y vicioso guiño a Goats, que estaba de pie a solo un metro de él—, nuestro invitado me ha regalado su ultimo libro, digamos, su Bestseller más «fascinante», sobre como se puede hacer un delicioso menu, con el Jamon serrano Español.
En ese momento el presentador Gay, levantó un ejemplar del libro "Los secretos del jamon Pata Negra" y lo mostro a todo el mundo.


Otra nueva oleada de chiflidos, gritos, y jaleo se desato en la sala de conferencias. Goats se quedo pasmado. No se esperaba tanto follon y que el presentador Gay le guiñara el ojo, y miro en todas direcciones, tratando de encontrar algun agujero donde se lo tragara la tierra. «¿De dónde habran sacado a este pedazo de  maricon, que perdia mas aceite que un camion Barreiros del 1962?»
El presentador Gay empezó a leer algunos párrafos de aquel manual, y el publico empezo a soltar tonterias desde todos los rincones; "Que nos haga unos bocadillos de jamon" "Queremos que nos haga su receta de salami con alcaparras" y asi todo el rato. Goats sintió que se encogía más y más el estomago, un ronroneo en su estomago, que parecia que se habia merendado un gato. Segundos despues, cuando otra vez el publico quedo en silencio y algo mas calmado, el presentador continuo.
—Por favor, calma, por favor, el Señor Goats, nos hara algunas de sus recetas pero no ahora. El tiene que explicarnos algunas cosas muy interesantes sobre su atípico plato de chistorra de Navarra, guarnicionado  «con pimientos del piquillo» que lo hace tan particuliar. —El presentador Gay ya tenía a todos los asistentes relamiendose—. ¿Les gustaría saber más cosas sobre esta receta?
Esta vez el público se levanto y empezó a aplaudir.
«Sera posible. No me he traido nada preparado», penso Goats al ver como el presentador Gay lo ponia en un aprieto.
—Aunque tal vez, el Señor Goats —continuó el presentador— prefiera hablar de lo que mas sabe, que es la razon por la cual esta hoy aqui. Su elevado conocimiento del embutido Español se combina con su excepcional genialidad para lograr recetas nunca vistas, que podriamos definir, como maestro del Arte del Embutido y la tapa española, y que sus alumnos lo describen muy acertadamente como «El Dali del Jamon».
Toda la sala estalló en una tremenda carcajada.
Goats miro al presentador Gay de muy mala leche, pero intento esbozar una forzada sonrisa de compromiso. Sabía que no podria escapar de la trampa del presentador, asi que, decidió anticiparse a los hechos.
—Gracias, Ramon —dijo Goats, quitandole el microfono antes de tiempo y apartándolo del atril de un suave empujon—. No hay duda de que Ramon es el chico mas guapo de la Pension, está muy bien dotado para la literatura del chorizo con berenjenas. —Miró al público por encima de sus gafas Bonardi de leer de forma desvergonzada—. Si descubro quién ha sido el que le ha regalado el libro a este presentador en mi nombre, le parto cara a hostias.
El público comenzo a reírse.
—Lo digo en serio. No se quien ha sido. En fin, no se por qué se lo toman a broma. Como bien saben, estoy esta noche aquí para hablarles del poder alimenticio del jamon pata negra.


El sonido de los porrazos en la puerta no paraban de ponerlo de mala leche. Aguantandose de abrir la puerta de golpe, y agarrar por el pezcuezo al recepcionista, Goats, gritó.
—¡Quiere hacer el favor de no meterme mas prisa!
Como suponía, era el pesado del recepcionista.
—Señor Goats, discúlpeme, pero la policia esta aqui conmigo. Dicen que si no habre la puerta, la echaran abajo. Me parece que debería hacerles caso; son dos fornidos guardia civiles. He de advertírselo.
Ahora Goats sí que estaba totalmente de mala leche.
—¿Ha dejado subir a dos guardia civiles para que me increpen en mi propia habitación y sin mi permiso?
—Lo siento, señor Goats, pero es que sino no lo hago, entonces me parten la cara mi... no me he visto con huevos de impedírselo.
—¿Quiénes son este par exactamente? —preguntó.
Pero solo el silencio fue la respuesta. El recepcionista ya había largado a toda leche hacia la recepcion del hotel.
Casi al momento, derribaron con fuerza a la puerta, y dejaron asombrado a Goats.
—¿Quiénes son ustedes? —pregunto desconcertado.
—¿Es usted el Señor Goats?
—Eso depende de quien lo pregunte —dijo Goats con frialdad.
—Nosotros somos los que hacemos las preguntas y no usted. —El Guardia Civil se expresaba con acento de Albacete y empleaba un tono seco, autoritario—. Soy el teniente galindo, de la Dirección General de la Guardia Civil.
Goats se los quedó mirando por un instante en silencio. «¿La Guardia Civil?» La Guardia Civil era, más o menos, el equivalente a los agentes del FBI estadounidense, solo que con mucha mas eficacia y mala leche.
Sin retirar la vista de su botella de Jack Daniels, traida de los estados unidos, Goats les invito a pasar. Le llamo la atencion que los dos Guardia Civiles fueran corpulentos, y uno de ellos tuviera el rostro alargado y ojeroso. Supuso que era porque hacia horas extra.
—¿Podemos hacerle unas preguntas? —le preguntó el Guardia Civil.
Goats dudó un momento, mientras los ojos cansados de aquel Guardia Civil no dejaban de mirar para la botella de Whisky.
—¿Qué quieren?
—Tiene que acompañarnos al cuartel de la Guardia Civil de Sevilla, hay un caso urgente que precisa de sus conocimientos para un asunto altamente confidencial.
—¿Ahora mismo? pero sin son las nueve de la mañana y yo me iba para desayunar.
—¿Es cierto que usted tenía que reunirse con un catador de jamones a media noche en el Cementerio de San Fernando de Sevilla?
A Goats le entraron las cagarrinas. Muy pronto una sensación de malestar empezo a molestarle en el intestino. El prestigioso catador de jamones, Javier Zurrado y él habían quedado en reunirse para tomar unas copas de Jerez en una conocida taberna sevillana después de la conferencia, pero por alguna extraña razon, Zurrado no se había presentado ni le llamo a su movil.
—Pues sí. ¿Qué hay de malo en ello?
—Nada, solo que hemos encontrado su nombre en una tarjeta dentro de la cartera de Zurrado.
—¿Es que ha perdido la cartera? —pregunto Goats desconcertado.
—¿Usted no sabe nada del asunto, verdad?
—¿De que asunto me habla?
—No se haga el tonto con nosotros. Somos de la Guardia Civil, ¿Comprende?
—Perdonen pero no me entero de nada.
El Guardia Civil se acerco hasta la mesita de noche y tomo la botella de Jack Daniels. La destapo. La olisqueo. Y se quedo mirando a Goats.
—¿Le importa si me doy un lingotazo?
Goats le hizo un jesto de aprovacion con la mano. El guardia civil se casco casi la mitad de la botella, mientras su compañero, tomaba el relevo en el interrogatorio.
—¿Donde estuvo usted ayer, entre la una y las dos de la madrugada?
—Pues... aquí, durmiendo.
—¿Esta seguro?
—Hombre, si quiere se lo puedo preguntar a morfeo por telefono si le parece ¡Pues claro que si, joder!
—¿Quien es Morfeo? ¿Tal vez su complice?
Goats se quedo pasmado, no daba credito. Parecia que le estaban intentando incriminar en algo pero no sabia en qué.
—¿Puedo saber qué pasa, por qué  me preguntan por Zurrado?
El Guardia Civil muy serio, saco en silencio de su carpeta una Tablet con Windows8, y le mostro una serie de fotos bastante feas.
Cuando Goats las miró, se quedó de acojonado.
—¡Dios santo! No es posible...
—Si lo és. Esta foto la hemos tomado hace escasamente una hora, en el interior de la Jamoneria de Macario.
Goat se fijó en aquella extraña imagen, y su sorpresa dejo paso a la repulsión terminando con una profunda indignación. El Jamon que estaba junto a Zurrado habia sido cortado a navajazos.



El Guardia Civil que se habia tomado la media botella de Jack Danniels, ahora mas relajado, le pregunto en tono muy tranquilo, mientras le miraba fijamente a los ojos como si pretendiese hipnotizarlo.
—¿Quién cree usted, que puede haber hecho algo así?
—No lo se. Pero hay algo extraño en esta foto.
—¿Si? ¿Cómo qué, por ejemplo? —dijo con ironia el Guardia Civil.
—Este jamon ha sido cortado a navajazos —afirmo con contundencia Goats.
—El Guardia Civil, miro con atencion la foto, luego se la enseño a su compañero, y finalmente le hizo una pregunta con trampa a Goats.
—¿Y que me dice usted del cadaver?
—No mucho, salta a la vista; navajazo albaceteño de siete o mas muellles en la barriga. Un trabajo rapido, limpio, sin ruido, seguramente un profesional.
Nuevamente los dos guardia civiles se volvieron a mirar la foto y corraboraron la tesis de Goats, lo cual les hizo sospechar aun más.
—Para ser cocinero, parece que entiende usted bastante de crimenes, ¿eh?.
—Si se refiere a si se desguesar jamones, y eso puede ser considerado policialmente un crimen, podria decirse que si.
—¿Mata usted muchos jamones? —le pregunto suspicazmente uno de loos Guardia Civiles.
—Es mi oficio, ademas, lo aprendi aqui, en su tierra; en Sevilla, con el mejor de los mejores.
—¿Se refiere a Zurrado, verdad?
—Así es.
—¿Eran muy amigos?
—Lo suficiente para comer jamon juntos.
—Entiendo.
—¿Sabe quien ha podido matarle?
—Lo ignoro, pero me gustaria saberlo.
—Quiero que nos acompañe, y nos ayude a responder a esa pregunta, teniendo en cuenta que usted era uno de sus buenos amigos, tiene ademas altos conocimientos sobre los jamones pata negra, y debia encontrarse con él en un lugar muy tranquilo como es el cementerio.
Goats tomo un momento la Tablet con Windows8 que sostenia el Guardia Civil en la mano, y en esta ocasión, le dio un vistazo mas detenidamente. Luego recordo que haría poco menos de un año, que había visto un jamon asi de mal cortado; a mala leche, sin  ningun miramiento, y un cocinero amigo suyo le habia enviado a traves del Fasebook una espantosa fotografía de otro jamon, junto al cadáver de un cobrador de Morosos. La horrenda fotografia del jamon tan mal cortado, le produjo tal shok, que por poco se da una hostia con moto cuando regresaba a su casa de Hill Valley en California.


Pero habia algo sospechoso en aquella imagen, sin duda era muy distinta del crimen de Zurrado, había algo en el corte del jamon que le resultaba inquietantemente familiar. Durante un cuarto de hora, Goats estuvo mirando la foto.
Entonces uno de los Guardia Civiles miro el reloj y comenzo a impacientarse.
—Se nos hace tarde, ¿Quiere acabar de una vez?.
Pero Goats seguia analizando la foto y desoyo las advertencias del Guardia Civil. Su vista estaba clavada en los cortes del jamon de la fotografía.
—Este tipo de corte, y el modo en como esta cortado este jamon es muy extraño...
—¿Corte extraño dice? —apuntó uno de los Guardia Civiles.
Goats movio la cabeza afirmativamente, y luego levanto la vista de la foto.
—No me cabe duda, de que quien corto este jamon, nos ha dejado un mensaje oculto o algo así.
Las caras de los guardia civiles se quedaron congeladas.
—¿Como lo sabe?
—Salta a la vista.
—Creo que usted no se entera de nada. Los cortes del jamon que ve usted en esta foto... —El guardia civil detuvo un instante para darle otro trago a la botella—. Los hizo javier Zurrado antes de morir.
Goats se quedo pretificado, y no supo que decir.